Daniel Zecca
Carla Borini Etichetti es una científica nacida en Cañada de Gómez, fundadora junto a otros dos científicos, Silvana Virginia Spinelli y Uciel Chorostecki, de la sturtap Kresko RNA Tech. En una actividad impulsada por la Bolsa de Comercio de Rosario en el tambo La Canducha, a 60 kilómetros de Rosario, Carla explicó que fue en ese lugar donde extrajo la primera muestra de las moléculas de ARN dietario de la leche recién ordeñada, y que luego, junto a sus socios, lograron la tecnología para estabilizar esas moléculas. Finalmente, crearon un producto que combate los trastornos del sueño y actualmente está a escala de laboratorio. En diálogo con Agrohoy, Carla destacó el resto de utilidades que pueden tener las moléculas en la salud y las posibilidades de transformarlo en un suplemento nutracéutico.
“Lo que descubrimos es una nueva categoría de nutrientes, que son los ARN dietarios. Yo estoy en el tambo La Canducha, porque fue acá donde encontramos estas moléculas, de la mano de Silvina, que es especialista en ARN, con más de 20 años de investigación. Ella había encontrado estas moléculas en la lecha materna, que es nuestro primer alimento, el alimento por excelencia, y tiene muchísimas propiedades. Justamente la naturaleza lo creó para nutrir a los bebés. Encontramos estas moléculas allí y lo que dijimos fue que si esas moléculas estaban ahí debían tener alguna función”, explicó Borini.
—¿Cuál fue el siguiente paso?
—El siguiente paso fue probar en el laboratorio la funcionalidad de estas moléculas. Encontramos que tenían muchas funciones, como por ejemplo la capacidad de regenerar barreras epiteliales como la de la piel y del intestino, también tienen funciones para aumentar la supervivencia de las células ante un estrés por falta de alimento, y tienen la capacidad de reducir la producción de cortisol y aumentar la de serotonina. Pensamos en ese momento que esas moléculas podían llegar a ser un producto que tenga una función y ayude a que vivan mejor los seres humanos. Lo pensamos para que llegue a ser un producto como un suplemento nutracéutico (NdR: suplementos basados en ingredientes procedentes de la propia naturaleza).
—¿Cómo fue que llegaron al tambo?
—Necesitábamos extraer esas moléculas de algún lado. Obviamente, no se puede usar la lecha materna y pensamos en el análogo de la leche bovina, y nos preguntábamos si tenía esas moléculas. Y así fue como llegamos al tambo de María José, que nos abrió las puertas para analizar la lecha bovina de las vacas recién ordeñadas. Digo fresca porque estas moléculas son bastante inestables, los ARN no son estables en la naturaleza. Por eso dijimos “vamos a evaluarlo en la leche fresca”. Y así fue como encontramos estas moléculas en la leche bovina y verificamos que son análogas a las de la leche materna. Esto se hace a través de un proceso que se llama secuenciación de ARN pequeños. Y así fue como empieza el desarrollo de Kresko.
—¿Qué pudieron observar en ese momento y cómo siguió el proceso?
—Lo que vimos es que si nosotros dejamos la leche fresca en la mesada del laboratorio se van degradando, y vimos que no podíamos usar un producto si se iba degradando. Por eso tuvimos que crear un método y hacer la tecnología registrada de Kresko para estabilizar estas moléculas. Estabilizamos las moléculas de la leche fresca y con eso creamos nuestro primer producto, que actualmente está a escala de laboratorio. Es un polvo que nosotros encapsulamos con la idea de que sea un suplemento nutracéutico. El uso que proponemos es para trastornos del sueño, por esta capacidad de reducir el estrés. Otra particularidad que tienen estas moléculas es que tienen la capacidad de reeducar el funcionamiento de nuestras células. Entonces pensamos que estos suplementos van a tener un efecto a largo plazo en los organismos.
—¿Cuál es el objetivo a corto plazo?
—Nosotros queremos crear conciencia de que estas moléculas existen, que están en los alimentos frescos que nosotros consumimos a diario, y que se pierden. Y que estas moléculas tienen muchas funciones. Obviamente nos queda un camino larguísimo por recorrer, y caracterizar, y encontrar todas las funciones y todas las aplicaciones que puedan tener, pero lo bueno es que nosotros, gracias a Uciel, que es licenciado en informática, e hizo un doctorado en biología, tenemos una plataforma de inteligencia artificial que estamos entrenando para predecir de dónde extraer estas moléculas, en qué alimentos ir a buscarlas. Porque no solo la leche tiene estas moléculas, sino también los vegetales, las plantas medicinales, y queremos predecir a dónde ir a buscarlas, probarlas en el laboratorio, para ver qué función pueden tener, y con eso retroalimentar la plataforma para que aprenda cada vez más y poder predecir mejor dónde buscar las moléculas y qué productos generar a partir de esas moléculas. Eso va a llevar más tiempo. Los tiempos nunca se saben en las biotecnológicas, pero esperemos que no sean tan largos.
—¿Se podría llevar a ver estas moléculas agregadas a productos como la leche? ¿Podría volver las propiedades de la lecha fresca a la leche que compramos en el supermercado?
—Como pasó con los probióticos, los ARN dietarios pueden ser un ingrediente más de todos los productos alimentarios que consumimos. Puede que empecemos a ver en las góndolas, y Dios quiera que pase, leches que digan +ARN Dietarios. O yogures, jugos, bebidas, y sólidos también. Nosotros también proponemos, aunque todavía no lo tenemos desarrollado, un producto para uso tópico, donde estos mismos ARN de la leche los queremos combinar en una base de crema para usar en la regeneración de heridas, para la piel.